En crónicas y ensayos breves; en el texto de una obra teatral; en notas diversas que recogen el tenue esplendor de lo inmediato, la autora caracteriza una sociedad atada a respiradores artificiales, cruel con sus marginados [...] La rabia como descrédito metódico se opone tanto a la tolerancia de la injusticia y la mentira, como a las pretensiones de supremacía de la especie humana. La economía de la rabia [...] más que el derecho al pataleo, supone la insistente inconformidad; la apasionada expresión del dolor, y de ahí la capacidad de apreciar la belleza sobreviviente en las pequeñas transacciones cotidianas. [...] Con pasión ética por este archipiélago de islitas, arrecifes y corrientes cruzadas de aguas cristalinas y aguas turbias, Beatriz Llenín Figueroa se vale de los jirones aprovechables del desastre y de una mirada atenta a la humana invención de utopías. Sin liberar la imaginación, sin reimaginar las palabras, no es posible transformar la realidad, escribe la autora. Transformar la realidad: palabras evocadoras de momentos sublimes y de fracasos atroces; palabras que señalan la urgencia de tomar la palabra." -Del Prólogo de Marta Aponte Alsina