¡Fuuuoooooshhhh! Un dardo incendiario cruza el espacio y, ¡ktuud!, impacta la bandera americana que ondea en la fachada de la Escuela de Brumbaugh de Puerta de Tierra y descarga un chorro de combustible que incinera la pecosa en segundas, ante las miradas mesmerizadas de los estudiantes.
Charlie, el recién instalado gobernador anexionista de la colonia caribeña de EE. UU., presiona a la policía para captura del "subversivo comunista" que se ha atrevido a inmolar la bandera de la Gran Nación que protege la frágil y tambaleante democracia de Puerto Rico.
El sargento Rodríguez apenas comienza su investigación cuando otro dardo incendia la bandera americana en la Escuela San Agustín, también en Puerta de Tierra.
Charlie, furioso, amenaza al Jefe de la Policía con botarlo como bolsa y le exige resultados rápidos.
Para complicar el panorama, inédito en el país, el Intrépido Achicharrador de Banderas Americanas -así le llaman los niños de ambas escuelas con admiración- quema la bandera estadounidense que flota sola sobre el correo de Viejo San Juan, hecho insólito que lanza al ruedo al FBI, ya que el correo es parte de la Esfera Federal.
Ni corto, ni perezoso el Intrépido Achicharrador de Banderas Americanas incinera la bandera americana de la Guardia Costanera; y por haber atacado una fuerza armada de la Gran Nación el Presidente Reagan envía a la CIA a hacerse cargo del espinoso caso creando una comiquísima competencia entre la Policía de Puerto Rico, el FBI y la CIA a ver quién se lleva el crédito por capturar al Intrépido Achicharrador de Banderas Americanas.
Con ese sentido del humor iconoclasta, Diego de la Texera aborda el muy serio problema colonial de Puerto Rico que envuelve personajes colonialistas, anexionistas y separatistas; a quienes trata con cariño y respeto mientras se digladian en esta hilaria comedia de enredos.