Aunque en el libro de García-Reyes la araña también agoniza, pues se construye y se entreteje una historia desde la desolación, quien lee puede constatar que sí, que anda.
Estas Patas de araña se nos proponen como un libro en el que se apuesta a la memoria como una forma de movimiento o tránsito entre el antes y el después, y la escritura como el tiempo presente de la voz narrativa-protagonista que no solo es testigo de la ausencia y la muerte, sino que la sobrevive. La narración alcanza un ritmo audaz, equilibrado entre los apabullantes soliloquios de quien recuerda y escribe -o escribe para recordar- y quien pausa cuando los trazos de lo ínfimo alcanzan para revelar lo indecible.