Es la tercera parte de la “trilogía erótica” que también incluye Cámara secreta y Cartagena. Los personajes de Cartagena están presentes en estos relatos que componen algo así como una materia prima para la novela. En éste, mi único libro de cuentos y relatos, las narraciones cortas entre sí también comparten personajes, y se hace alusión a situaciones y ambientes —la playa de Isla Verde, por ejemplo— que reaparecen en la novela. El libro tiene, sin embargo, un tono menos desenfadado que Cartagena; es un intento por caracterizar el universo sentimental, la formación existencial y católica, por decirlo de alguna manera, del melancólico Alejandro, el protagonista de Cartagena y Cámara secreta.
Libro poco leído y menos comentado, tanto a nivel crítico-académico como merecedor de reseñas, Cortejos fúnebres es mi libro secreto, tanto por su forma —cuentos y relatos— como por su significado dentro de mi obra. Comparte con un clásico de la literatura puertorriqueña, según el crítico Ángel Encarnación, esa cualidad de libro de cuentos que a la postre compone, por su horizontalidad en lo que toca a personajes y situaciones, algo así como un simulacro de novela. Y me refiero a los Cuentos de la Universidad de Emilio S. Belaval.
Cortejos fúnebres es un libro sobre el deseo, cómo éste a veces está mediatizado por la culpa; el libro recorre un amplio registro emocional, la formación espiritual del protagonista, desde sus padres hasta sus mentores, pasando por el iraní Hashemi, ese misterioso gurú playero que cura las adicciones.
Libro poco leído y menos comentado, tanto a nivel crítico-académico como merecedor de reseñas, Cortejos fúnebres es mi libro secreto, tanto por su forma —cuentos y relatos— como por su significado dentro de mi obra. Comparte con un clásico de la literatura puertorriqueña, según el crítico Ángel Encarnación, esa cualidad de libro de cuentos que a la postre compone, por su horizontalidad en lo que toca a personajes y situaciones, algo así como un simulacro de novela. Y me refiero a los Cuentos de la Universidad de Emilio S. Belaval.
Cortejos fúnebres es un libro sobre el deseo, cómo éste a veces está mediatizado por la culpa; el libro recorre un amplio registro emocional, la formación espiritual del protagonista, desde sus padres hasta sus mentores, pasando por el iraní Hashemi, ese misterioso gurú playero que cura las adicciones.