
Caminar por la ciudad suele ser una aventura interesante o aterradora. Conlleva un disfrute de la arquitectura, el arte urbano, la extraña melodía citadina, pero también acarrea una alta dosis de adrenalina por la extrema atención que hay que poner a cualquier elemento que remotamente parezca sospechoso. Caminar y ser mujer implica mayor riesgo y las protagonistas de estas historias lo saben, lo sienten y agarran al toro por los cuernos para continuar su andar entre melodías que convidan a vivir sin miedo.
Esta serie de cuentos independientes y relacionados porque las vivencias son diversas y a la vez una sola, nos invitan a reflexionar sobre la ciudad que nos habita.