Aquí se sale del pocito dulce visual y su antisepticismo, el nervio óptico se desplaza hacia la mano, y se repasa una cultura visual íntima, diferente de la pública, más preocupada por la situación del cuerpo y sus premisas y promesas visuo-materiales que sólo por el ojo y sus (des)ilusiones homogéneas. Aquí se reunen 16 ensayos en los que algunas tormentas visuales coinciden con algunos sweet dreams y colocan las querencias materiales fuera de los parámetros-límite: Desde una porn star que se aparece invitada en las noches que materializan callosidades a despertar la paleopornografía y la postpornografía, a la posibilidad de escuchar a un lechón en vara por la radio, treparse en los zapatos de la Reina de la Salsa para ver desde más alto, consumarse en un espacio ideológico o video-óptico, suturar papeles rotos que una vez fueron censurados, ver uñas de acrílico desmontando esquemas, "urinalse", "circunvalarse", "protesisarse", donarse entero a la ficción de los logos nacionales, "queerizarse" en el cuero visual, tras-tocarse y convertirse en orificio. Ho hay lago inocuo y cielo azul que valgan. Es la cultura material del deseo la que nos ocupa.