La larga noche tras la fallida huelga de la Puerto Rican Cement en Ponce en 1975-76 nos trae a esta tercera década del siglo 21, en que presenciamos el colapso de las instituciones en Puerto Rico. Una de ellas es el movimiento obrero.
La extrema debilidad del movimiento obrero hoy, y es lo que hemos querido subrayar, encuentra su causa primaria en la economía colonial y dependiente construida por el imperialismo de los Estados Unidos aquí. El movimiento obrero nunca pudo tener un desarrollo histórico que permitiera que cada generación de luchadores obreros transmitiera sus experiencias a las siguientes generaciones, sino que fue un desarrollo de rupturas. Cada generación tuvo que empezar de cero. Eso ha permitido al régimen colonial golpear duramente a los trabajadores en distintos momentos cruciales de las luchas proletarias, hasta el punto de que hoy se echan a perder conquistas sociales alcanzadas a lo largo del siglo pasado y lo que va de éste.
La extrema debilidad del movimiento obrero hoy, y es lo que hemos querido subrayar, encuentra su causa primaria en la economía colonial y dependiente construida por el imperialismo de los Estados Unidos aquí. El movimiento obrero nunca pudo tener un desarrollo histórico que permitiera que cada generación de luchadores obreros transmitiera sus experiencias a las siguientes generaciones, sino que fue un desarrollo de rupturas. Cada generación tuvo que empezar de cero. Eso ha permitido al régimen colonial golpear duramente a los trabajadores en distintos momentos cruciales de las luchas proletarias, hasta el punto de que hoy se echan a perder conquistas sociales alcanzadas a lo largo del siglo pasado y lo que va de éste.