YO SEGUIRÉ AQUÍ - Pino Ojeda

YO SEGUIRÉ AQUÍ - Pino Ojeda

Vendor
Torremozas
Regular price
$25.99
Sale price
$25.99
Regular price
Sold out
Unit price
per 
Shipping calculated at checkout.

Poesía inédita (1946-2001)

Edición de Blanca Hernández Quintana y Fran Garcerá

Yo seguiré aquí. Poesía inédita (1946-2001), bajo la edición de Blanca Hernández Quintana y Fran Garcerá, reúne los veintidós poemarios que permanecían inéditos en el archivo de Pino Ojeda. De este modo, los trescientos setenta poemas inéditos que conforman este volumen permiten completar y profundizar, desde los comienzos de su escritura hasta poco antes de su fallecimiento, en la voz poética de esta singular autora.

Lapland/ Laponia

Te sueño desnuda, bañada de luz.

Y busco tu silencio, tu misterio,

la magia de tus llanuras, tus lagos

poblados de fantasmas. Y busco tus

rezagadas nieves, sobre los senos

oscuros, como besos temblorosos

o linos transparentes. Y rebusco

en tu nochedía la huella de los

seres que te pueblan. Y renos, y hombres

se confunden dentro de mi pupila

de tiempo y vuelo. La añoranza escarba

la tierra donde me naces. Y dueles,

Lapland, agrietas mi serenidad, mi

impaciencia se hace límite, y una

delgada agonía va clavando tu

nombre sobre este paisaje y este mar

que me enraíza. Caminos de estrellas

cruzan mis noches. Esquilas sonoras

sacuden mi somnolencia, despiertan

del letargo las voces que me habitan.



Y busco mapas y cartas marinas,

navego mares, camino montañas,

traspaso nubes de leche-ceniza.

Infranqueables barreras

de bosques salen al paso.

Columnas de humo

rodean la esperanza.

Fuego y sueño

se confunden, crepitan.

Un murmullo

inconfundible va creciendo

en la distancia. Sobre lago-espejos

sombras de lapones y renos. En la

llanura cornamentas como dedos

angustiosos tejen, impacientes,

el velo que habrá de cubrir, con amor, la gran

serenidad de la nochedía.


Tus ojos, Amado Nervo...

La dulce oniromancia ha puesto un velo

de neblina ideal a tus pupilas

y hay un vuelo de amorfas hipsipilas

latiendo en el soñar de tu desvelo.



Como la sombra viva de un anhelo

sombra de luz en ignición destilas,

y en el crescendo astral donde rutilas

se desangra tu verso azul de cielo.



Son dos grutas lacustres encendidas

en simas de dolor y arpegio lento

tus ojos, como antífonas perdidas...



Y cantan mudos la coral de argento,

con voces estelares desprendidas

de la clave orquestal del pensamiento.