Maldita, disruptora, corrosiva, proletarian chic. Así se ve Julia del Vulgo, según su perfil de Instagram. Y no es mero alarde, ella es así. Sumérgete en su contenido y verás que no estamos ante cualquier voz. Más que una persona, parece un personaje. Lo que ha hecho Julia del Vulgo con sus greguerías (o tirabuzones) es poderoso, paseándose por la insolencia más exquisita, la provocación y la radicalidad con un flow soberbio y envidiable. Pocas veces en la literatura puertorriqueña se dice tanto con tan poco. Su agudeza e ingenio es de marca mayor; mezcla sabrosa de humor ácido, incorrección política, erotismo y un amplio registro de referencias. Al igual que las y los mejores cronistas, Julia del Vulgo nos va dejando con sus comentarios audaces un retrato de esa realidad que se nos pasa por alto o no nos atrevemos a mirar. Mediante al comentario breve, hinca su percepción como perra rabiosa sobre las cosas, los eventos y las realidades que nos ha tocado vivir en este Puerto Rico cada vez más jodido. Lo que incomodar la sale de maravillas, con esa naturalidad que sólo tienen los que ven mejor. La autora no necesita lecturas moralistas ni grandes obras filosóficas o políticas, y menos literarias; con su sola mirada simple y penetrante nos lleva al hueso de la sicología humana. Este libro es para quienes buscan estremecerse un tanto y sacudirse de la bobería rampante que inunda el país. Después de leer, nos daremos cuenta de que ha hablado por nosotras, nosotros y nosotres. Al fin nos hemos topado con el libro que queremos cargar en todo momento, para citarla como si fueran versículos bíblicos. "Soy una influencer bien cabrona, pero nadie lo sabe", dicta Del Vulgo con el candor que se gastaría una piraña hambrienta en un bidet.