Este libro es una poesía que fluye desde una intimidad casi epidérmica (superficie abismal donde la haya). Por eso, es inevitable esa impresión de traspasar ilegalmente esa frontera entre lo lírico y lo filosófico en versos. El texto que el lector tiene entre sus manos rezuma madurez poética, mezcla de buen blues con ese lento tumbao de la mejor salsa y el más discreto spleen francés.
–Manuel García Cartagena
LA HOGUERA
Me llamas a esta fiesta de imágenes
donde el cuerpo es una vela
que pregunta en el viento.
Me enciendes el fuego fatuo de tu anhelo
porque el deseo nos empuja
a una búsqueda siniestra.
Así, me alumbras la esquina de tu temor
donde el saber hace de esta duda un espejo.
Y yo, ingenuo, trato de apagar tu hoguera
con el orín sagrado de un niño muerto.