En la programática fusión entre arte y vida, característica en los principales movimientos de vanguardias, los primeros libros de Girondo son un verdadero registro del proceso de modernización que atravesaba Buenos Aires y la convertía en una ciudad multitudinaria, vertiginosa y cosmopolita. Un espacio pleno de contrastes y desigualdades que, sino en lo social, al menos en lo estético ofrecían un interés inagotable.