Ilustrado por Jaime Suárez
«La rosa de fuego de Andrés Bermúdez se enciende y apaga al ritmo de los astros. Si de día, florece en la luz, deslumbra; si de noche, doloroso rescoldo, retorna impaciente al origen, se adormece hasta la llegada del alba. Rosa mística, erótica, fugaz, reveladora, en su espiral persiste el misterio de la vida, gesta la muerte. Rosa/enigma, despeja los velos de la niebla. Su aroma arrebata, embriaga, conduce al incierto destino de la palabra. Cuando nos acoge en el regazo de su pecho de madre/flor, ¡silencio!: calor emite; un arrullo apenas; ese tenue susurro; universal consuelo»
— Marina Aoiz.