Rainer Maira Rilke (Praga, 1875 Montreux, Suiza, 1926) es uno de los creadores más determinantes de la literatura del siglo XX. Las nuevas dimensiones del lenguaje y de la forma, explorada y fijadas con su poesía, han ejercido una influencia concluyente. En plena crisis sentimental, tras su fracasado matrimonio, marchó a París donde conoce al escultor A. Rodin en 1905, con quien trabaja como secretario y del que aprende la severa concepción de la creación artística, la disciplina moral y la observación objetiva. En 1907 preparó una exposición de Cézanne, con quien también hizo una gran amistad y del que aprendió a fijar con precisión las imágenes de las cosas, para restituir a la realidad la plenitud del sentido; siempre atormentado por las ambigüedades e inexactitudes de las palabras y de las cosas y encerrado en su propia interioridad, los conceptos artísticos de Cézanne y Rodin fueron determinantes en su poética. Estos años de estancia en París, hasta 1910 que se marcha tras una grave crisis psicológica, con su acercamiento a la filosofía existencial de Kierkegaard, son necesarios para comprender los nuevos caminos que le van a conducir hasta «Elegías de Duino» y «Sonetos a Orfeo».