Lo real desborda toda condición, sea humana, no humana o divina, y se confirma en lo infinito que se realiza por todas partes, momento a momento, sin que haya en su realización una entidad, un ser, un sujeto o una substancia que se contenga a sí misma. Desde esta perspectiva – que es ontológica, aunque no metafísica –, el arte en general y la escritura poética en particular es una práctica de lo infinito. Y puesto que no hay manera de concebir lo infinito sin el sentido de los límites, en esa práctica se asoman los bordes de un desbordamiento que vuelve, necesariamente, a los contornos de la forma. La dicha de lo inacabado es un digno recordatorio de esa verdad elemental, tan ignorada, por razones obvias, en esta época que se regodea con la exaltación planetaria de su propia inmundicia.
Francisco José Ramos
Francisco José Ramos