El río es constante mientras se mira en la pupila de mis ojos. Basta apartar la vista, correr las cortinas o dormir y desaparece. Aquí dejé de mirarte, río, viniendo desde el otro lado. Aflora la luz a la salida del túnel, pero el silbido no retorna igual, porque el viento sopla del revés. En vez del refulgir, hay ruinas desde donde extraer la piedra. Sentarse en el mismo lado del retorno significa contemplar el otro valor del paisaje, el agua fluyendo al revés. Mirar desde el reverso lo resume una foto a la altura de Johanestown: "El humo fantasmal".