
De la misma forma que el salitre corroe y llega al centro, Canales Conde revela el quiebre del cuerpo y la promesa que sostiene el mangle. Las palabras se entregan dispuestas a sentir toda la nostalgia y la tristeza que cargan en la raíz. Quizás con el propósito de acercarse a la certeza o reiterar que no conocerán nada. Al final, la única certeza que posiblemente tenemos es el tiempo de acerolas y que al menos aquí, las heridas seguirán supurando mar.
- Kamila Rubero