Una mujer lucha para vencer la incomunicación al tiempo que trata de comprender, comprenderse y encontrar su propio lenguaje. Este es el sustrato del que parte árbol y otras ansiedades, de Silvia Goldman, para crecer como idea en la cabeza del lector, para emprender el camino de reconocerse humano y conectar con la naturaleza, con todo el vértigo y la expectación que eso conlleva. Al igual que Vallejo hiciera en Trilce, Silvia hace aflorar su sentimiento de orfandad, la ausencia de madre al tiempo que se reconoce madre, y es este eje central el que se presenta como el gran símbolo afectivo y de creación de su obra, y también sirve como detonante para construir poemas de gran hondura y brillantez estética. Pienso, al observar cada recoveco vital de la autora en árbol y otras ansiedades, que nadie debería sentirse defraudado del proceso sólo porque le desencante el resultado, que tenemos derecho a ser vulnerables y que estamos obligados a sentirnos orgullosos de ello. Silvia, vulnerable y Poeta, quiere hablarnos en su propio lenguaje y el arma que usa para ello no es otra que la ternura absoluta (el cobijo, las raíces), la palabra, el árbol, la palabra árbol.
–Sara Castelar Lorca,
poeta y editora
–Sara Castelar Lorca,
poeta y editora